Monday, October 17, 2011

David y Milagros




When you live in not-too-large a city you can drive a little away, and sooner than you expect you find yourself in a complete different world.  My salt and sand soul would rather steer me to the sea, but not this time. A little over an hour from home we arrived at the mountains where a cousin of mine has a cabin to retreat when life's rhythm becomes a bit stressing. Just a poor old shepherd's hut, slowly improved and quite cozy, where you exchange comfort and commodities for quietness and mountain tranquility.

That is the world of David and Milagros. This shepherds couple, real "pasiegos", the last of the nomadics, change their emplacement with the seasons, to better care of their livestock. They work long hours every day, without distinction of holidays or weekends. Their life is hard, rough and lonely. Their conversation is full of words that connect with the land, with grazing and nature, which undoubtedly will be lost in time. We were amazed by them and pitied them all at once, being faced to a life where everything is expendable. I was curious to know more about their desires and memories, but there, in the mountains,  questions seemed superfluous.

We left with fresh milk, kilos of nuts, vegetables and muffins. There stood David and Milagros, their cows in the stable, donkeys on the grassland, sheep on the hillside,  colts lost high up in the cliffs and the two nicer and smarter shepherd's dogs I've ever met, at the door of the cabin tail-waving us goodbye.

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Vivir en ciudades no muy grandes tiene la ventaja de que a nada que conduzcas un poco, apareces en mundos diferentes. Mi alma de sal y arena me dirige más asiduamente hacia el mar, pero no en esta ocasión. A poco más de una hora de casa llegamos hasta los riscos donde un primo mío tiene una cabaña donde refugiarse cuando el ritmo de la vida aprieta. Una antigua y precaria cabaña de pastores, lentamente mejorada y muy acogedora, donde sacrificas la comodidad al silencio y la tranquilidad de la montaña. 
Aquel es el mundo de David y Milagros. Este matrimonio de pastores, auténticos pasiegos, los últimos trashumantes, cambian de cabaña con las estaciones, para poder atender mejor a su ganado. Trabajan largas horas a diario, sin diferenciar fines de semana ni festividades. Su vida es dura, ruda y solitaria. Su conversación está llena de palabras que conectan con la tierra, con el pastoreo y los animales, que indudablemente se perderán en el tiempo. Nos maravillamos y compadecimos a un tiempo, frente a una vida en la que todo es prescindible. Me quedó la curiosidad de saber algo más de sus anhelos y sus recuerdos, pero allí en la montaña, las preguntas parecían supérfluas.
Nos fuimos de allí con leche recién ordeñada, kilos de nueces, verduras, y magdalenas. Allí se quedaron David y Milagros, sus vacas en la cuadra, los burros en la campa, las ovejas en la ladera, los potrillos perdidos por el monte y los dos perros pastores más majos y listos que he conocido, en la puerta de la cabaña despidiéndose de nosotros.


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8 comments:

Engra said...

Precioso lugar para olvidarse del mundo unos días, pero debe ser muy duro vivir ahí para siempre...

La Almoneda de Gabriela said...

Que gozada de lugar! Cómo es el norte.... Qué suerte tienes, lo que dices, poder en nada de tiempo llegar a estos lugares mágicos;=)
Un abraazo

su said...

Que preciosidad y que maravilla que has podido compartir unas horas con ellos, escuchando con atención porque no es fácil encontrar gente así, están en extinción. Tus fotos costeras son chulas pero estas tambén está de puturru! Beso

husband said...

fueron un ejemplo para nuestras hijas. Después nos hicimos unas cuantas preguntas sobre cómo vivimos...

they were a great example for our daughters. Afterwards, we had to question ourselves for a little while...

Lorena said...

Qué envidia poder ser capaces de llevar una vida tan sencilla!
Serán personas increibles!
A mi también me encantaría que mis hijas los tuviesen de ejemplo...
Buen martes!

Nader said...

Me has transportado con tus imágenes (las fotografías y las que se destilan del texto) a un entorno, una forma de vida y unas costumbres que me fascinan.
Es un lujo tener cerca ese espacio para reconectarse con lo verdaderamente importante.
Gracias por el viaje.

Mess Mes said...

Es increíble observar cómo hemos cambiado nuestras formas de vida a lo largo de los tiempos...y las necesidades de ahora, las de antes, las de unos y las de otros. Preciosas fotos y precioso viaje sin irse demasiado lejos.

la ninja said...

wow, nena. qué gustazo x