Story by Miss Rosenthal
Drawings by Esti
Aunt Olimpia
I didn't get to know my aunt Olimpia but my mom talks so much about her that I think of her as part of my life anyway.
Aunt Olimpia had chestnutt hair, long to her thighs, that smelled of freshly cut lemons in the summertime and of applepie in the wintertime. She and my mom used to spend whole afternoons combing each other's hair with an invisible comb made by aunt Olimpia from a turtle body and sea urchin spines.
Everybody loved her and milled around her to hear her talk in a language of imaginary words that she only knew. For instance, bread she called catiso, butter she called esbepo, and bread with butter she called catiso with esbepo.
One afternoon, when she was about to turn sixteen she found a white horse in a waste ground out of town and ever since she never parted with him. He walked by her side everywhere she went: to the park, to high school, to the terrace bar where she had a snack. When she run into a kid she pulled sweets and balloons from his ears and gave them to the child saying: "here you have it, a strawberry pituso" (yes, a strawberry candy) or "here girl, a mint pituso" (a mint candy) or "look cutie, a mapetito (a balloon).
As time passed by, aunt Olimpia stopped combing her hair with the invisible comb. Her untidy mane no longer smelled of lemons nor applepie, but beer and cigarettes. From imagining words she ended up forgetting the real ones and it was painfully difficult to understand her. The neighbouring moms grew uncomfortable when she pulled pitusos and mapetitos from the horse's ears and prevented the kids from coming close to her. She turned unfriendly and distrustful.
I've never truly known what happened to aunt Olimpia because when my mom reaches this part of the story she becomes sad and doesn't want to go on. Once I dared to ask where my aunt Olimpia was and she replied sobbing that the horse had taken her away with him.
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Relato de Miss Rosenthal
La tía Olimpia
Yo no conocí a mi tía Olimpia pero mi madre habla tanto de ella que la siento parte de mi vida.
La tía Olimpía tenía una melena castaña y larga hasta las pantorrillas que olía a limones recién cortados en verano y a tarta de manzana en invierno. Mi madre y ella pasaban las tardes enteras peinándose la una a la otra con un cepillo invisible que había fabricado la tía Olimpia con el cuerpo de una tortuga y las púas de un erizo de mar.
Todo el mundo quería a la tía Olimpia y se arremolinaba a su alrededor para escucharle hablar en un idioma de palabras inventadas que sólo ella conocía. Al pan, por ejemplo, le llamaba catiso; a la mantequilla, esbepo; y al pan con mantequilla, catiso con esbepo.
Una tarde, cuando la tía Olimpia estaba a punto de cumplir los 16 años se encontró un caballo blanco en un descampado a las afueras y nunca más se separó de él. A todas partes donde iba le acompañaba el caballo blanco: al parque, al instituto, a tomar el aperitivo a la plaza. Cuando se encontraba con un niño sacaba de las orejas del caballo caramelos o globos y se los daba diciendo: "toma nene, un pituso de fresa" (si era un caramelo de fresa) o "toma nena, un pituso de menta" (si era un caramelo de menta) o "mira guapo, un mapetito" (si era un globo).
A medida que pasó el tiempo, la tía Olimpia dejó de peinarse con el cepillo invisible. Llevaba siempre la melena desaliñada y ya no le olía a limones ni a tarta sino a cerveza y a ducados. De tanto inventarse palabras se le olvidaron las de verdad y era muy difícil entenderla. A las madres no les gustaba que la tía Olimpia sacara pitusos ni mapetitos de las orejas de su caballo y no dejaban a los niños que se le acercaran. Se volvió arisca y desconfiada.
Nunca he sabido a ciencia cierta qué fue de la tía Olimpia porque, cuando mi madre llega a esta parte de la historia se pone triste y no quiere continuar. Una vez me atreví a preguntarle dónde estaba la tía Olimpia y mi madre me contestó entre lágrimas que el caballo se la había llevado.
Drawings by Esti
Aunt Olimpia
I didn't get to know my aunt Olimpia but my mom talks so much about her that I think of her as part of my life anyway.
Aunt Olimpia had chestnutt hair, long to her thighs, that smelled of freshly cut lemons in the summertime and of applepie in the wintertime. She and my mom used to spend whole afternoons combing each other's hair with an invisible comb made by aunt Olimpia from a turtle body and sea urchin spines.
Everybody loved her and milled around her to hear her talk in a language of imaginary words that she only knew. For instance, bread she called catiso, butter she called esbepo, and bread with butter she called catiso with esbepo.
One afternoon, when she was about to turn sixteen she found a white horse in a waste ground out of town and ever since she never parted with him. He walked by her side everywhere she went: to the park, to high school, to the terrace bar where she had a snack. When she run into a kid she pulled sweets and balloons from his ears and gave them to the child saying: "here you have it, a strawberry pituso" (yes, a strawberry candy) or "here girl, a mint pituso" (a mint candy) or "look cutie, a mapetito (a balloon).
As time passed by, aunt Olimpia stopped combing her hair with the invisible comb. Her untidy mane no longer smelled of lemons nor applepie, but beer and cigarettes. From imagining words she ended up forgetting the real ones and it was painfully difficult to understand her. The neighbouring moms grew uncomfortable when she pulled pitusos and mapetitos from the horse's ears and prevented the kids from coming close to her. She turned unfriendly and distrustful.
I've never truly known what happened to aunt Olimpia because when my mom reaches this part of the story she becomes sad and doesn't want to go on. Once I dared to ask where my aunt Olimpia was and she replied sobbing that the horse had taken her away with him.
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Relato de Miss Rosenthal
Dibujos de Esti
La tía Olimpia
Yo no conocí a mi tía Olimpia pero mi madre habla tanto de ella que la siento parte de mi vida.
La tía Olimpía tenía una melena castaña y larga hasta las pantorrillas que olía a limones recién cortados en verano y a tarta de manzana en invierno. Mi madre y ella pasaban las tardes enteras peinándose la una a la otra con un cepillo invisible que había fabricado la tía Olimpia con el cuerpo de una tortuga y las púas de un erizo de mar.
Todo el mundo quería a la tía Olimpia y se arremolinaba a su alrededor para escucharle hablar en un idioma de palabras inventadas que sólo ella conocía. Al pan, por ejemplo, le llamaba catiso; a la mantequilla, esbepo; y al pan con mantequilla, catiso con esbepo.
Una tarde, cuando la tía Olimpia estaba a punto de cumplir los 16 años se encontró un caballo blanco en un descampado a las afueras y nunca más se separó de él. A todas partes donde iba le acompañaba el caballo blanco: al parque, al instituto, a tomar el aperitivo a la plaza. Cuando se encontraba con un niño sacaba de las orejas del caballo caramelos o globos y se los daba diciendo: "toma nene, un pituso de fresa" (si era un caramelo de fresa) o "toma nena, un pituso de menta" (si era un caramelo de menta) o "mira guapo, un mapetito" (si era un globo).
A medida que pasó el tiempo, la tía Olimpia dejó de peinarse con el cepillo invisible. Llevaba siempre la melena desaliñada y ya no le olía a limones ni a tarta sino a cerveza y a ducados. De tanto inventarse palabras se le olvidaron las de verdad y era muy difícil entenderla. A las madres no les gustaba que la tía Olimpia sacara pitusos ni mapetitos de las orejas de su caballo y no dejaban a los niños que se le acercaran. Se volvió arisca y desconfiada.
Nunca he sabido a ciencia cierta qué fue de la tía Olimpia porque, cuando mi madre llega a esta parte de la historia se pone triste y no quiere continuar. Una vez me atreví a preguntarle dónde estaba la tía Olimpia y mi madre me contestó entre lágrimas que el caballo se la había llevado.
Today's music:
Roxy Music
25 comments:
Estoy impresionada (y adoptada, espero, que cumplo los requisitos).
Your drawings are beautiful, Esti. I would love such a visual delight to hang on my wall. Should you ever make prints of them, please, point me in the direction of your store.
Thanks for a little Friday inspiration, g xo
hoy le voy a decir a todo el mundo q eo tenia una tia Olimpia q se inventaba palabras...
:)
Jajaj, que bueno... hasta el segundo párrafo no sabía si era un cuento o era verdad que tenías una tía Olimpia ( que por cierto es un nombre cojonudo) ¡Con todos los que sois cualquiera sabe...!
Felicidades a Mrs. Rosenthal, lo de catiso con esbepo me ha encantado, jajaj...
Preciosa historia e ilustraciones!
Me recuerdan a Camilla Engman, una artista que me gusta mucho.
La conoces?
Precioso, Esti. ¡A mí me paso como a Jorge, que pensé que la historia era real y que estabas hablando de tu tía! Los dibujos, como siempre, maravillosos.
Besos.
i like the painting, the horse seems to be coming lost for footing, as aunt O did...
lovely.
Roxy music, ah, now that opens a whole closed world... peace and sunshine your way dear Esti.
hermoso! llegué aquí desde Miss Rosenthal... si, algunas de tus ilustraciones me recuerdan a Camilla Engman...vendré a menudo por aquí.
ay, que me he quedado sin respiracion por un segundo. que pasada... el relato y los dibujos... pufff... buenisimo.
Me ha encantado, habéis hecho una colaboración perfecta, gracias por compartirla.
(he estado tan liada que al final no pude pasarme por la expo, ¿todavía está?)
qué le pasó a la tía olimpia??? que lástima no me gusta cuando desaparecen estos personajes tan lindos!!!
muy linda historia, me encantó
Pensaba que era una triste historia acerca de una fantástica tía Olimpia a la que se la llevó la heroína
I thought there was a sad story behind this tale. The incredible aunt Olimpia was taken away by heroin (in spanish, horse is synonim of heroin)
nata, me alegra saberlo...
gracia, i'll let you know as soon as the prints appear...
depeapa, eso es un buen cumplido :)
jorge, lucía, ya os contaré historias de mis tías reales algun día, ja, ja... tengo un montón... de tías y de historias.
aran, no dejes de respirar, por favor...
ah!, acaban de descolgar los cuadros. Habrá otras ocasiones...
husband, por qué eres tan riguroso? deja que cada uno piense lo que quiera...
THANK YOU ALL FOR THE FEEDBACK!
Love the horse! I run an art club once a week and we drew with the mouth the other day and a lady drew an excellent horse full of grace that was very alike yours!
a beautiful story and beautiful drawings! and yes to roxy music!
that wine coloured tree is so right and in the perfect place. It's been so amazing to see how you advance in your drawings. They are getting so free and still so so ... like you know very well what you are up to. if you know what I mean?
oh, thank you alexandra! see, i usually know what I want on the paper, but as I begin the drawing itself drives me somewhere else...
great drawings, so inspiring!
El husband es tan riguroso porque si no no sería el husband.
PRECIOSO el caballo!!!! me muerro por dibujos de caballitos :))))
Absolutely enchanting. How can I not love this?
gorgeous, esti. simply gorgeous.
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