Con la casa callada y tranquila, cada noche me siento delante de la tele a dibujar. Es mi momento de terapia. A veces son tan sólo unos trazos. A veces me complico la vida y me acabo acostando tardísimo. Casi siempre, merece la pena.
Ayer, por ejemplo, dibujaba mientras veía The Closer. Las temporadas anteriores fui inconstante con esta serie, pero ahora, mientras dibujo, presto atención a los diálogos, al argumento que rara vez sorprende, pero engancha igualmente; y levanto la cabeza y descubro imágenes de unos colores muy bien llevados, con un look muy trabajado...
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